Mi vida ha sido un gran viaje hasta ahora y tuve la suerte de haber vivido en muchos lugares diferentes y adquirir mucha experiencia en diferentes culturas y empresas. Empecé de forma bastante tradicional, después de estudiar moda (en el IED de Madrid), trabajé en muchas empresas de moda, desde Zara en España, LC Waikiki en Turquía hasta Adidas en China. Trabajé en diferentes sectores: fast fashion, slow fashion, startup, e-commerce, sportswear…
Si no me equivoco, has vivido en España, India, Turquía y ahora en China.
Además de los idiomas, ¿qué fue lo más importante que aprendiste de cada experiencia en estos países?
Me considero extremadamente afortunada de haber vivido en tantos países, ¡también es parte de mi naturaleza que siempre me mantiene adelante! Aprendí muchas lecciones de vida valiosas, entre ellas definitivamente está la de tener una mente abierta, menos parcial, tratar de caminar en los zapatos de otra persona y comprender y aceptar diferentes perspectivas.
¿Cómo es un día cualquiera en la vida de Jelena?
Muy normalito, como para muchas mamás: casa-trabajo-casa jajaja! Me despierto, paso tiempo con Angelina (mi hija de 2 años) jugando antes de salir corriendo a trabajar. El trabajo consiste básicamente en reuniones con mi equipo y trabajar en nuevas colecciones. Después del trabajo, vuelvo corriendo a casa para pasar el mayor tiempo posible con Angie. Haría cenas ocasionales con amigos, ya que también necesito ponerme al día y mantener amistades. Es muy difícil mantener el equilibrio entre la vida personal y laboral, pero afortunadamente mi empresa me apoya mucho en ese sentido.
¿Cómo ha influido la cultura china en tu trabajo y tu vida personal?
Aprendí a ser más paciente y a dejarme llevar, a no planificar todo de antemano. La vida en China es muy volátil, intensa y emocionante; se necesita mucha energía para absorberlo todo. Te simulan tantas novedades a nivel diario que es importante mantener la calma y los pies en la tierra.
Las frustraciones pueden surgir debido a las barreras del idioma, y aprendí a tomar algunos 'atajos' o simplemente me preparé para que algunas cosas pudieran llevar más tiempo, y considero que esto es muy valioso en el mundo actual donde las cosas avanzan tan rápido. Está bien que las cosas tomen tiempo.
También aprendí a apreciar las reuniones con amigos y a disfrutar de este espíritu comunitario que es tan fuerte en China a través de generaciones. Puedes ver ancianas bailando en la calle, jóvenes pasando el rato y nuevas comunidades de subculturas apareciendo en cada esquina. ¡Incluso yo inicié una pequeña comunidad de perfumes aquí! Realmente aprecio que China evoque y mantenga este aspecto de unión en la vida diaria a lo largo de generaciones, hace que todo se sienta más humano y acogedor.
Has creado una familia en un entorno cultural muy diferente al que creciste. Cuéntanos ¿cómo es tu vida allí? ¿Te resultó difícil adaptarte a la vida en Asia?
El primer año fue duro, por supuesto. Cada vez que cambias de país, tienes que resetear y empezar desde cero, lo que requiere mucha energía. Primero, definitivamente necesitas crear tu grupo de amigos, tu comunidad. Sin embargo, dado que Shanghai es un crisol cultural, es bastante fácil hacer amigos. Tenerlos como apoyo es sumamente valioso.
Se necesita tiempo para cambiar su forma de pensar y abrirse a nuevas formas de pensar. Pero las nuevas generaciones en China valoran y aspiran a las mismas cosas que en cualquier otro lugar: hacer lo que aman, estar rodeados de seres queridos, fomentar el crecimiento personal y aceptar lo que la vida les depara como una nueva experiencia.