Isabel lleva 20 años con su marido y juntos tienen 3 hijos. Julio, 11 años; Jeanne, casi 9 años; y su pequeña guinda del pastel, Desiree, que solo tiene 2 años.

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Al principio quería 3 niños y terminó teniendo un niño increíble y dos niñas maravillosas. Piensa que hubiera sido más fácil para ella y habría tenido menos dramas en casa. Sin embargo, es consciente de que las niñas la mantienen a ella y a su marido alerta. ¡Ella no cambiaría nada!

Pero la maternidad no es su único trabajo. La forma en que se mantiene en contacto con el mundo fuera de su burbuja familiar es en la escuela secundaria. También trabaja como profesora de adolescentes.

La inspiración le llega cuando viaja, preferiblemente con familiares y amigos. Le gusta descubrir nuevos lugares ya que está bien rodeada. La familia y los amigos significan mucho para ella y encuentra paz cuando pasa tiempo con ellos, una forma de mantener la cabeza cuerda.

Otra de sus pasiones es la cerámica. Puede pasar horas detrás de la rueda, ensuciándose las manos y concentrándose en la arcilla. Es una forma de despejar la cabeza para sentirse mejor, como si de una terapia se tratase.

En sus palabras, caos es su segundo nombre. Nada que ver con el trabajo que realiza como ceramista, uno de sus hobbies favoritos, donde hace todo lo contrario.

Le gusta mantener las cosas sencillas y limpias, tener las cosas bien organizadas y transmitir sensación de delicadeza.

¿Cómo afronta ella todo esto? Ésa sería una pregunta para hacerle a una supermamá como ella. “Se trata de tomar decisiones”. Ella tomó las decisiones correctas y por eso está donde está hoy, viviendo y amando la vida.